miércoles, 14 de noviembre de 2012

Dolor.

Caminamos hasta el centro de todo ese claro hermoso.
- Bueno chicos, aquí podréis entrenar vuestros poderes.
En ese momento mi padre llevó a Aus a un lado y mi madre me empezó a hablar pero por telepatía.
*Telepatía*
-Hija ahora es cuando debes comunicarte conmigo.
-De acuerdo.
-Bien, lo llevas bien.
Después de tener una conversación con mi madre tocó otro poder, volar.
- Bueno hija ahora toca volar, es fácil.
- Ya claro.
- Simplemente tienes que sentir como te abres, como abres tu parte demoníaca.
En ese momento relajé los músculos y sentí como poco a poco me abría al mundo desde otra perspectiva y mis alas salieron detrás, alcé el vuelo inmediatamente no se como pero lo hice, era espectacular.
Volví a la tierra.
-Bien, bastante bien para el primer día.
- Gracias ha sido genial.
Después de esa pequeña conversación, Aus y mi padre volvieron de su primer día de entrenamiento.
Llegamos al coche y volvimos a mi casa.
- Aus con este tema, dile a tu abuela que te quedas esta noche en casa.
- Vale Char.
- Bueno subimos arriba o nos plantamos en el salón.
- Vamos arriba boba.
Me dio un beso en la mejilla y llevó a mi habitación cogiéndome de la mano.
- Nunca pensaría que nos pasaría esto.
- A que te refieres.
- A todo, nuestro, nuestro pasado.
- Pero bueno, nadie nos separará.
- Nadie.
- Ni la fuerza más grande lo hará.
En ese momento nos besamos, un beso dulce e intenso a la vez, sentimos como nuestro alrededor temblaba, como el mundo se rajaba ante nosotros.
Terminamos quedándonos dormidos abrazados, su frío unido a mi calor.
Me desperté de madrugada, fui al baño y me miré la cara, la tenía un poco demacrada, me levanté la camiseta y me miré tenía unas pequeñas marcas rojas a lo largo de las cotillas y en mi espalda se veían unos pequeños bultos, me veía rara, muy rara.
Austin entró al baño y se quedó al lado mío, me miró a través del espejo y puso su mano pegada al cristal, yo hice lo mismo a su lado, nos miramos uno al otro y se me calló un lágrima y a Aus también, eramos monstruos juntos pero monstruos, es triste que no podamos ser personas normales.
Aus me cogió de la cintura y me pegó a el y me susurró:
- Para mi "tu mano en la mía encaja, al igual que lo ha echo solo para mí, pero hay que tener esto en mente, se suponía que debía ser y me estoy uniendo los puntos, con las pecas en las mejillas y todo esto tiene sentido para mí"
En ese momento me abracé a él y empezamos a llorar juntos nos conocíamos demasiado uno al otro, para saber el sufrimiento que llevábamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario